Por qué me quedo (2da parte)

Me quedo en Cuba y no me voy, porque de pensar lo contrario no puedo ni imaginar el tener que solicitar carta blanca o permiso de salida para poder escoger definitivamente el lugar que desee vivir por el resto de mi vida. Me quedo en Cuba porque no soportaría la humillación de solicitar autorizo para regresar a mi tierra, cuando y por el tiempo que lo determinen los opresores de mi País. Prefiero quedarme porque temo mucho olvidar decir gracias y adiós y adaptarme al thank you y bye o trocar está bien por ok. Me quedaré, porque en las cálidas tardes de verano prefiero la brisa que llega desde la montaña al enclaustramiento en habitaciones cuales celdas, donde un postizo aire que llaman acondicionado parece calar los huesos. Creo mejor quedarme y así evitar la torturante nostalgia de no poder regresar a mi terruño donde nací o que desde aquí me llamen comunitario, Yuma, extranjero y no cubano como soy.

Si me preguntan por qué me quedo respondería porque creo en el cambio y quiero estar lo más cerca posible cuando este llegue. Me quedo porque de irme de seguro dirían mis opresores, uno menos, una voz contestataria menos, una menos protestando en las calles, me quedo porque al hacerlo estoy contribuyendo a desmitificar esos que dicen que el objetivo final del opositor es irse de Cuba. Me quedo porque todos los días recuerdo las torturas y maltratos que recibí durante más de 17 años de interrumpida prisión política, donde ni tan siquiera me permitieron asistir a los funerales de mi madre.

Prefiero quedarme cada vez que veo las huellas de las dentelladas que me dieron los caninos azuzados por la policía política. Me quedo porque nada tengo que ver con la cultura anglosajona, porque mi idioma es el español, mi clásico es Cervantes y no Shakespeare, porque desde pequeño balbuceé la palabra mamá y no mother y nadie puede quitarme mi segundo apellido, es decir el de mi madre como se acostumbra a usar en los países nórticos.

Me quedo porque no soporto me impongan otro sistema de vida, vivir con un extraño y estar tan lejos de donde hay tanto por hacer. Me quedo porque mis esfuerzos libertarios están en propiciarle a los miles y miles de compatriotas míos que se vieron forzados a marchar su regreso a Cuba libre, como los hermanos del largo presidio político, sus familiares, las víctimas, en fin a una parte muy importante de mi pueblo forzada al destierro.

Creo que mi deber antes de partir está luchar por su regreso y el reencuentro de todos en una Cuba libre. Hoy me quedo, aún con más razón al imaginar la tristeza de nuestros mártires de morir en suelo extraño sin ver su patria libre como Julio Machado, Mario Chanes de Armas, Eusebio Peñalver, Monseñor Agustín Román, el padre Loredo y tantos héroes anónimos enterrados en lejanos suelos. Por todos ellos y aquellos que murieron en las mazmorras castristas, paredones de fusilamientos, en el Estrecho de la Florida, o como Laura Pollán, Osvaldo Payá y Harold Cepero, víctimas de la refinada saña de la tiranía castrista. Por todo lo anterior me quedo.

Publicado por

antunezcuba

Soy un defensor de los derechos humanos en Cuba, un opositor político y luchador anticastrista que pasé 17 años y 38 días en ininterrumpida prisión política por expresar mis deseos de cambio para mi país. Este Blog desdeplacetas nace de la imperiosa necesidad de no solo exclamar consignas y cantos de guerra sino tambien de contar mis experiencias, vivencias y puntos de vistas, y que ademas sepan que no solo me gusta organizar protestas y mítines políticos o declararme en huelgas de hambre o enfrentar a la represiva sino tambien pensar y exponer mis puntos de vistas y argumentos no solo en cuestiones de lucha sino en otros tópicos tambien importantes en la vida.Aunque mi lema de lucha NI ME CALLO NI ME VOY se mantiene y mantendrá incólume, tambien quiero se conozca al Antúnez como ser humano,él que tambien sueña y constribuye desde su modesta posición tanto al cambio como a la búsqueda de un futuro mejor en un sistema libre y democrático, es decir en el mejoramiento humano del que hablaba nuestro apóstol José Marti.

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